Historia de la Cofradía

La actual Cofradía Franciscana de la Vera Cruz, data del año 1997, cuando un grupo de fieles devotos de la ciudad recoge el testigo del consistorio compostelano que desde 1993, y con motivo del Año Santo, recuperó para la Semana Santa de Santiago de Compostela el desfile procesional de la Última Cena.

Como en tantas otras ciudades de España, la Cofradía de la Vera Cruz nace  bajo el seno de la Orden Franciscana para hacer manifestación pública de los misterios de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

De fecha de fundación incierta, sabemos que tenía, en sus orígenes, sede en el pórtico de la primitiva iglesia de San Francisco y existen documentos de su existencia en 1548.

Se encargaba de la organización de las fiestas de la Cruz de Mayo y de Septiembre, también tenía a su cargo celebraciones los Domingos de Cuaresma y organizaba la procesión de disciplinantes en la noche de Jueves Santo, la cual fue motivo de críticas y diversos litigios a lo largo de su historia debido a la presencia de dichos disciplinantes y su impacto en la sociedad de aquellos tiempos.

La Cofradía de la Vera Cruz fue muy popular en Santiago como demuestran las frecuentes referencias a ella en testamentos compostelanos de la segunda mitad del siglo XVII.

Esta realidad explica que pronto dispusieran de los medios económicos suficientes    para encargar imágenes con las que hacer más solemne la procesión del Jueves Santo. Así encargaron al escultor Juan de Moreiras “un Cristo atado a la columna con dos sayones a los lados que le vayan haciendo la figura del açotamiento y un Ecce Hommo quando le quitaron de la columna que le sentaron encima de la peña y le pusieron la caña entre las manos, con su corona y una soga al pescuezo que le llegue asta atalle las manos; cuyo rostro ha de imitar al Cristo de la columna; y el Ecce Homo…

Sin que sepamos bien la causa, aunque probablemente debe buscarse en el progresivo aumento del coste de la procesión de Jueves Santo y la falta de medios para sustentarla, la cofradía entra poco a poco en decadencia durante la segunda mitad del siglo XVII. P. Perez Constanti la da ya por desaparecida en 1663, pero está equivocado, pues con posterioridad a esa fecha se menciona en testamentos santiagueses, si bien a partir de la década de los ochenta desaparecen tales menciones. Lo cierto es que desde 1663 hubo problemas para sacar adelante la tradicional procesión de Jueves Santo, lo que obligó a poner en práctica varias soluciones que no cuajaron, por lo que en 1719 decidió el ayuntamiento asumir esa obligación, que mantendría hasta 1976, suspendiéndose entonces hasta 1993.

Durante este período de 1663 a 1719 el ayuntamiento se encarga de la organización, primero de forma indirecta, encomendando desde 1663 a los gremios su puesta en marcha y luego, desde 1673 intentando introducirla como carga vecinal, designando a varias personas para que corrieran con sus gastos. Sin embargo, la fuerte resistencia y los pleitos que algunos movieron al ayuntamiento, llevó a este a asumir de forma directa- a partir de 1719- la organización y el pago a la comunidad de San Francisco de los gastos correspondientes a la procesión, así como de la función de la Vera Cruz, también llamada de Santa Elena. Esto supuso la consolidación de la presencia de los once gremios compostelanos en la procesión, que de privada, había alcanzado una categoría de celebración oficial.

Dado que en esta procesión salían muchos pasos, pues estaban presentes todos los de la pasión de Cristo, a cada gremio se le asignaba uno en concreto para que lo fuesen alumbrando. Así sabemos que el de San Julián (herreros, caldereros, cerrajeros,…) se encargaba del paso del Ecce Homo, y el de Nra. Sra. de la Antigua (mercaderes de vino) del correspondiente al de la Cruz a Cuestas.

Durante el siglo XIX habrá cambios importantes. Los pasos de Jueves Santo desaparecen fruto de la acción del tiempo y de la barbarie de las tropas francesas, que alojadas en 1809 en el convento de San Francisco, donde se custodiaban, los rompieron a sablazos. Con posterioridad aquella procesión va a centrarse exclusivamente en el paso de la Última Cena, el único que pudo reconstruirse, el cual desde 1865 contará con el grupo escultórico que todavía hoy recorre las calles de nuestra ciudad.

Es ya en 1993 cuando después de tiempo sin procesionar, con el empeño del entonces alcalde Xerardo Estévez y tras el apoyo de la comunidad franciscana con el entonces padre José Rodríguez Carballo (hoy obispo de Belcastro y secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica) se retoma hasta 1996 la procesión en honor de la Sagrada Cena, en la cual procesionaba el paso de la Última Cena del Salvador y una Virgen de los Dolores cedida para dicho desfile por la Orden Franciscana Seglar de la ciudad.

A partir de 1997, tras una iniciativa del ayuntamiento y los franciscanos, con el apoyo de un grupo de fieles por retomar la antigua Cofradía de la Vera Cruz, se produce la refundación de la cofradía y en Marzo de 2001 reciben la aprobación de sus estatutos canónicos. Desde la refundación el ayuntamiento colabora en la organización pero es la Cofradía, junto con los franciscanos la encargada de la misma y el ayuntamiento colabora sufragando parte de los gastos.

La cofradía sigue creciendo con la creación de una banda de cornetas y tambores propia que es demandada para acompañamientos en diversos actos tanto fuera como dentro de la semana de pasión.

Ya en 2002, la  cofradía recibe la donación de un Cristo Cautivo que no hizo otra cosa que engrandecer la devoción popular y dar más realce al desfile del Jueves Santo.

En 2009 se decide que el paso de la Virgen, que en aquellos años era portado en un carro empujado por voluntarios, sea llevado a hombros de cofrades, y en el 2010 se estrenan las nuevas andas procesionales realizadas en los talleres de D. Álvaro Martínez.

En 2010 se toma la decisión también de llevar a cabo más actividades durante la Semana Santa y se decide ocupar el hueco libre del Domingo de Resurrección con la Procesión de Jesús Resucitado y María Santísima de la Luz, en los primeros años con la colaboración de la parroquia de Muros cediendo su imagen del Resucitado para el desfile-

En 2011 con la ayuda de donaciones particulares se realiza una talla propia de la cofradía que represente a la Santísima Virgen, que procesionará en ambos desfiles. Dicha talla la realiza D Víctor Vecino en su taller de Caldas, y la policromía es obra de Dña. Sandra Domínguez Vecino.

En 2011 también y fruto del impulso por recuperar antiguos actos, se recupera el acto de representación  del desenclavo en la tarde del Viernes Santo, que es llevado a cabo desde aquel momento por miembros de la cofradía con la ayuda y colaboración de los padres franciscanos.

            En 2012 se impulsa la creación de una talla de Jesús Resucitado, que se estrenará en esa misma Semana Santa y que es obra de los mismos autores que realizaron la talla de la Santísima Virgen.

            Ya en 2014, y coincidiendo con el 800 aniversario de la peregrinación de San Francisco a la ciudad de Santiago de Compostela, visita de la cual fue el nacimiento de la orden en la ciudad, surge la idea de llevar a cabo un nuevo desfile procesional, siendo la noche del Martes Santo la elegida para acoger la representación y posterior procesión de la Oración de Jesús en el huerto de los Olivos y del Prendimiento. Para la cual se busca colaboraciones para traer diversos pasos de la oración en el huerto fructificando las gestiones con la Cofradía de la Tercera Orden Franciscana de la vecina población de Noia, colaboración que a día de hoy se mantiene.

            En el año 2013 es admitida en el seno de la Orden Franciscana, siendo ministro general de la orden Fray José Rodríguez Carballo, y pasando a denominarse desde aquel momento: “Cofradía Franciscana de la Vera Cruz de Santiago de Compostela”